El Feng Shui es un sistema filosófico taoista, basado en la existencia de una energía o Chi, cuyo flujo se ve modificado por la forma y disposición del espacio, la orientación y los cambios temporales. Tiene como fin la ocupación consciente y armónica del espacio para que éste ejerza una energía positiva sobre las personas que lo ocupan.

En este sentido, si de armonizar un espacio se trata, ¿por que no aplicarlo a ese espacio dónde pasamos la mayor parte del día? En muchas ciudades de Oriente su aplicación sigue siendo, hoy en día, indispensable para el bienestar de las empresas y en occidente, su aplicación es cada vez mayor, así que ¿cómo lo aplicamos a la oficina?

Según los principios del Feng shui, cada elemento y su distribución cuenta: puertas, ventanas, escaleras, iluminación, colores deben asegurar una energía que conduzca a una mayor productividad.

No podemos ni pretendemos explicar en unas pocas líneas, lo que toda una disciplina milenaria abarca, pero si podemos dar unas breves indicaciones, con las que lograr un espacio de trabajo agradable, de forma que se incremente la concentración y la creatividad.

  • Uno de los requisitos fundamentales del Feng shui, es tener protegida la espalda, por ello es conveniente tener una pared detrás de nosotros. En ningún caso nos pondremos de espaldas a una puerta o ventana, pero si esto último ocurriera, deberíamos tener una silla con un respaldo alto y ancho que nos resguarde, o en su defecto, colocar unas cortinas.
  • En el caso de tener un puesto de autoridad, el escritorio debe colocarse lo más lejos posible de la puerta para tener un control de ésta y no deben colocarse estanterías que sobresalgan por encima de la persona que lo ocupa. Por el contrario si la tarea requiere concentración y creatividad, el escritorio estará situado con respecto a los puntos cardinales o mirando hacia una ventana.
  • El tamaño del escritorio debe ser acordé al espacio disponible y al trabajo que se realice. Un escritorio demasiado pequeño es incómodo y otro demasiado grande impide que tengamos las cosas a mano. Ambas cosas nos hacen perder autoridad y organización.
  • En cuanto a los materiales de confección del escritorio, la madera es el material idóneo por transmitir estabilidad mientras que el cristal combinado con madera transmite agilidad mental y transparencia.
  • Un aspecto a tener en cuenta también, es la forma del escritorio. Para oficinas abiertas, los rectangulares favorecen la concentración mientras que una mesa redonda es ideal para las reuniones por favorecer la creatividad y la sinergia de equipo. Teniendo en cuenta qué forma, tamaño y disposición influyen en que la energía pueda fluir libremente, los escritorios cerrados, marcan distancias mientras que los abiertos, las acortan.
  • Con todo, el orden es un aspecto fundamental del escritorio. Debe estar ordenado y tener sólo encima de él las cosas indispensables para nuestra tarea, de forma que la energía pueda circular sin ningún obstáculo o para evitar distracciones. Por supuesto debe estar limpio y bien cuidado, sin partes deterioradas.
  • En cuanto a los colores que utilizar para nuestra oficina, es necesario tener en cuenta que unos tonos nos relajan y otros nos activan, por eso su utilización depende mucho de la tarea que vayamos a desempeñar: los tonos verdes fomentan la creatividad mientras que el blanco favorece la concentración; los colores suaves como el beige transmiten estabilidad mientras que colores alegres como el amarillo y el naranja son ideales para los trabajos mecánicos.
  • Por último, en lo que a iluminación se refiere, siempre es mejor contar con luz natural, pero si ello no fuera posible, es necesario que la luz artificial no genere sombras.

Todas estas recomendaciones pueden ir acompañadas de una decoración nunca recargada, ya sea por medio de imágenes, objetos o aromas que hagan que nuestro espacio de trabajo sea próspero, creativo y confortable.