Ya hemos hablado en anteriores ocasiones sobre algunos de los factores que inciden en el bienestar en el trabajo y cómo un buen ambiente laboral, incrementa la productividad del trabajador.

¿Y qué mejor forma de crear un ambiente agradable, que ayude en la concentración a la hora de realizar nuestra tarea, que escuchar música mientras trabajamos?

Según el estudio de la investigadora Teresa Lesiuk «Los efectos de la música sobre el rendimiento en el trabajo», escuchar música a la vez que trabajamos tiene un impacto positivo sobre el rendimiento del trabajador. En muchos casos escuchar música puede ayudarnos a la hora de necesitar concentrarnos para desempeñar una determinada tarea. Por otra parte, en trabajos muy mecánicos puede ayudarnos a disminuir el aburrimiento. De igual forma, escuchar música resulta estimulante y favorece nuestro estado de ánimo por lo que puede ayudar a finalizar antes una tarea. Escuchar música, provoca que nuestro cuerpo genere dopamina y adrenalina, lo que afecta a la estimulación y a la creatividad, a la vez que nos aísla de ruidos o conversaciones molestas. En muchos casos, en situaciones de estrés, la música nos ayuda a relajarnos y que podamos seguir con nuestra jornada laboral diaria.

Pero independientemente de todos estos beneficios que apunta el estudio, este hecho, tanto si se realiza de una forma individual con auriculares, como si es ambiental al servicio de todos, no está exento de polémica. Por supuesto, no todo el mundo es de la misma opinión, ni todos los puestos de trabajo o profesiones permiten escuchar música mientras trabajamos. No todos reaccionamos igual ante la música; hay personas que no incrementan su productividad por trabajar en un ambiente laboral con música, ya que ésta, también puede disminuir la atención en el trabajo y la concentración, además de crear tensiones si no es de nuestro gusto. Igualmente el hecho de que el cerebro tenga que atender simultáneamente varias tareas a la vez puede provocarnos ansiedad y estrés.

Actualmente, no hay ninguna ley española que regule el uso de la música en horario laboral. En este sentido son las propias empresas junto con los trabajadores las que deben recoger en su normativa está posibilidad. Si no es el caso, y vemos que nuestro rendimiento se ve favorecido por este hecho, deberemos escoger una música adecuada que nos anime o nos relaje cuando lo necesitemos. En caso de compartir escritorio, puede que no se tengan los mismos gustos, por lo que se ha de procurar poner una música neutral que guste a todos, o escucharla con auriculares. Independientemente de que el gusto sea afín, el volumen de la música ha de estar bajo, para que se puedan mantener conversaciones sin problemas. De esta forma, conseguiremos ese bienestar que todos deseamos en la oficina.