La crisis económica provocada por la pandemia ha generado una obligada reorganización de los espacios de oficina. Con el necesario distanciamiento social entre empleados y a su vez, el mantenimiento del teletrabajo, el sector se encuentra ante la disyuntiva de aumentar o reducir sus espacios de trabajo para conseguir un entorno laboral seguro. En esta tesitura, con el verano y el recién estrenado periodo vacacional y, sin saber muy bien qué nos deparará el otoño con respecto al Covid-19, las empresas optan por esperar, a sabiendas de que la reorganización de sus espacios sufrirá grandes cambios.
Una encuesta realizada por Savills Aguirre Newman, afirma que, pese a que las empresas mantendrán a sus trabajadores teletrabajando, este cambio no implicará un descenso en la demanda del espacio de oficinas, sino una modificación u organización diferente a la actual. No es tanto reducir la superficie acorde con el número de trabajadores presentes en la oficina, sino cómo acomodar o remodelar ese espacio libre para una oficina más segura y productiva.
Con la obligada y urgente prueba del teletrabajo, han salido a la luz los pros y contras del trabajo en remoto, sin embargo, de los resultados de la encuesta subyace que, para el 85% de los trabajadores la experiencia ha sido positiva y son favorables a una reorganización de su jornada laboral mixta. Teniendo en cuenta que, para cumplir las normas de distanciamiento social, muchas oficinas solo pueden mantener físicamente entre el 25 y el 40% de su personal, la transformación de los espacios de trabajo es a corto plazo una necesidad.
¿Y cómo será esta transformación? La tendencia mundial apunta a mantener una sede central en la que el espacio antes dedicado a los puestos fijos de los trabajadores se conviertan en espacios comunes para reuniones o proyectos puntuales. A su vez, se plantea como solución abrir pequeñas oficinas satélite localizadas en las cercanías de los domicilios de los trabajadores. Con ello se lograría bajar la densidad física en la oficina, quedando la sede principal para encuentros y reuniones presenciales, con el objetivo de que el contacto fomente la productividad y la creatividad, en definitiva, las sinergias, y donde el espacio, pueda ser modificado de una forma fácil y flexible para estas nuevas necesidades.
Por el contrario, existen también opiniones que apuntan que, si bien el teletrabajo implicará no necesitar tanto espacio físico, esta reducción vendrá dada más bien por la necesaria reestructuración de las plantillas en las empresas qué más afectadas se han visto por la crisis económica.
Aún así, los expertos predicen que, el espacio se recondicionará para reducir la densidad y aumentar el espacio personal del empleado, incrementando los espacios comunes para hacer de la oficina un lugar más colaborativo, que fomente la interacción, más difícil de conseguir con el teletrabajo, y con un diseño centrado en la seguridad y bienestar del empleado.
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