Después de unos días extraordinarios de calor para las fechas en las que nos encontramos, el frío ha hecho su aparición y es el momento de analizar si nuestra oficina está bien preparada para afrontar el invierno, o si es un buen momento para realizar las reformas o mejoras necesarias, tanto para el bienestar de los trabajadores, como para reducir el consumo de energía y, por lo tanto, nuestros costes.
Lo primero que hay que saber es el nivel de aislamiento que tienen nuestras instalaciones, empezando por el tejado. Un buen aislante en el tejado, basado en poliestireno extruido o lana de roca, puede proporcionar hasta un 35% de ahorro en la factura y proporcionar un entorno que se mantenga cálido durante más tiempo con menos consumo.
Lo siguiente son las paredes exteriores. A estas alturas es raro que no contengan alguna capa de aislante térmico, pero, de ser el caso, se pueden plantear soluciones que van desde aislantes exteriores a base de poliestireno y mortero, hasta aislantes interiores, que proporcionarán además un refuerzo al aislamiento acústico y a la absorción de ruidos.
Y por último e imprescindible, las ventanas. Hay que cerciorarse, en primer lugar, que las ventanas están bien aisladas, y en segundo que, en caso de que sean de aluminio, disponen de sistema de rotura de puente térmico. Esto nos va a proporcionar una reducción de hasta un 70% en pérdidas energéticas.
Una vez que tengamos todo esto comprobado, falta tener en cuenta una serie de consejos que nos van a permitir mantener nuestra oficina caliente y contener la tan temida factura de gas o electricidad:
- Asegurarnos que nuestros equipos de calefacción están en correcto estado de funcionamiento con su pertinente revisión.
- Limitar la temperatura de la calefacción a un máximo de 19 grados, según las recomendaciones que recientemente hacía el gobierno para contener el gasto energético este invierno.
- El uso de suelos y techos técnicos pueden ser también una buena opción para reducir la perdida energética, al crearse una capa aislante entre el exterior y el interior de la oficina.
- Aprovechar al máximo la luz solar que pueda llegarnos, tanto por nuestras ventanas como por el techo con el uso de claraboyas ahí donde sea posible.
- Mantener los radiadores o los emisores caloríficos siempre bien despejados para maximizar la propagación del calor.
Con estos consejos y con una buena inspección de nuestras instalaciones, podemos pasar un buen invierno sin preocuparnos demasiado ni por la factura de la energía ni, por supuesto, por el bienestar de nuestros empleados.
Desde GIO os ofrecemos nuestro servicio de reformas para empresas, con el cual asegurar el completo aislamiento de vuestras oficinas y garantizar el mayor ahorro posible durante este invierno.