Google siempre da que hablar. Si hace años ya nos sorprendió por disponer en sus oficinas espacios lúdicos para el uso y disfrute de sus empleados, ahora, con el objetivo de adaptarse a las nuevas formas de trabajo no presencial impuesto por la pandemia, planea un nuevo diseño de oficina flexible y colaborativa.

Pese a la plena instalación forzada del teletrabajo en las empresas, sigue estando abierta la discusión a favor y en contra del trabajo no presencial, y más ahora que se espera volver a la normalidad. Ante esta tesitura, en la que unos trabajadores prefieren la forma presencial y otros a distancia, empresas como Google plantean una forma híbrida de jornada laboral en la que los trabajadores establezcan qué días quieren ir a trabajar a la oficina. Y el hecho de que una gran parte de la plantilla no acuda a la oficina y trabaje de forma remota, implica directamente que las necesidades de espacio para puestos de trabajo individuales, van a ser menores. Pero ello no entraña que en un momento determinado se vuelva a necesitar ese espacio para el uso al que antes estaba destinado. En este sentido, Google «lo tiene todo controlado». Para ello, el diseño de su oficina es el de un espacio muy flexible que se adapte a las necesidades de cada momento y de cada usuario en cuestión de minutos. Así, ha apostado por un mobiliario modular fácilmente intercambiables y móvil para disponerlo según se necesite, y configurar espacios de trabajo con el tamaño que se requiera.

Uno de los inconvenientes que más nombran la mayoría de los trabajadores a la hora de teletrabajar, es la pérdida de integración o conexión con el equipo. Para suplir esto, Google ha ideado salas de reuniones modulares con asientos para los trabajadores presenciales, alternados con otros para los trabajadores en remoto. Todos podrán seguir en contacto por medio de la webcam instalada en ese área, de forma que desaparezca ese sentimiento de soledad del teletrabajador.

Si desde hace años, el plan de oficina abierto ha crecido en adeptos, Google lleva al límite esta opción y diseña espacios de trabajo sin paredes, completamente diáfanos y con luz natural, en el que, por medio de paredes hinchables, se pueda preparar rápidamente una sala de reunión o espacios individuales privativos para aquellos momentos en los que se necesita tranquilidad o concentración.

Igualmente, la empresa ha diseñado espacios que se adapten a cada usuario, esto es, altura de la mesa, inclinación del monitor, etc. Una configuración que quedará guardada y se ajustará en el momento en el que el usuario inicie sesión.

Pero yendo más allá, y teniendo en cuenta que una de las discusiones más habituales entre compañeros es la de la temperatura en verano e invierno, Google ha puesto en marcha la idea de asientos con difusores de aire individualizados para que cada uno la regule a su gusto.

Rizando el rizo, los trabajadores podrán elegir trabajar al aire libre, con sol o sin él, para lo cual han dispuesto carpas y mobiliario de jardín. Este hecho que se empezó a plantear como medida de prevención contra el COVID-19, se ha materializado ahora como la mejor demostración de oficina flexible. ¿Quién no querría trabajar aquí?

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