El hecho de que la jornada laboral tenga 8 horas al día, implica que pasemos casi más tiempo en la oficina que en nuestra propia casa. Ante esta situación, es inevitable que construyamos ciertos lazos de complicidad o intimidad con nuestros compañeros de trabajo. Sin duda, no podemos llevarnos con todos ellos igual de bien, mucho menos si tenemos en cuenta que el espacio y trabajo de una oficina es compartido por al menos 4 generaciones diferentes. Y es que, podemos encontrar tanto compañeros con edades cercanas a los 65 años, a punto de jubilarse, como los que recientemente han sobrepasado la veintena y este puede constituir su primer trabajo. Lidiar con gente de edades tan diferentes puede resultar un problema si no se aceptan ni entienden los pros y contras de cada perfil. Por otra parte, cada generación tiene unas necesidades diferentes en el diseño de oficina. Esta semana, te vamos a hablar de la diversidad generacional que podemos encontrar a tan solo unos metros de nuestra mesa de trabajo.
En primer lugar, y por orden de mayor rango de edad nos encontramos con los llamados Baby Boomers. Son trabajadores que tienen una edad superior a 50 años, estando muchos de ellos cercanos a la jubilación. En la mayoría de los casos esta ha constituido la única empresa en la que han trabajado por lo que el compromiso con la misma es muy elevado. El trabajo siempre ha sido su principal prioridad porque es lo que le ha asegurado estabilidad. En una empresa, son los que tienen mayor experiencia por lo que dada su larga trayectoria en la misma, suelen ocupar puestos directivos o de responsabilidad. En este grupo la incorporación de la mujer al mundo laboral ha sido menor que el del hombre. En cuanto al conocimiento del mundo digital, es el grupo más minoritario.
En segundo lugar nos encontramos con la Generación X qué comprende a las personas nacidas aproximadamente entre 1965 y 1980. Muchos de ellos son hijos de los Baby Boomers, más abiertos a los cambios porque han vivido durante su adolescencia, grandes reformas sociales y tecnológicas como el acceso a Internet o la irrupción en sus vidas de los teléfonos móviles. Están mejor formados que sus padres, siendo la mayoría de ellos universitarios, lo que les ha propiciado acceder a puestos de responsabilidad intermedios. En este grupo, la incorporación de la mujer al mundo laboral es más frecuente, por lo que es una generación que empieza a intentar conciliar su jornada laboral con su vida personal.
Llega ahora el grupo de los famosos Millennials o Generación Y, nacidos a partir de 1980. Esta generación es la más flexible y abierta a los cambios, no les importa tanto la estabilidad como realizar un trabajo que les guste, por lo que su compromiso con la empresa solo existe si están contentos con el trabajo que desempeñan. Su conocimiento del mundo analógico es prácticamente nulo, habiéndose formado principalmente en un mundo globalizado y digital, que les permite aprender y realizar varias tareas a la vez. Son la generación que realmente ha empezado a buscar el equilibrio entre su vida personal y profesional y en la que la mujer ha abandonado su antiguo rol para desarrollar plenamente su vida profesional.
Por último nos encontramos con los más jóvenes, los Centennials o Generación Z, quienes han accedido a su primer trabajo o están a punto de hacerlo. Son los llamados nativos digitales. Suelen ser personas muy creativas y los que más alto nivel de adaptabilidad tienen, ya que su conocimiento y acceso inmediato a la información por medio de la tecnología, les hace ser geográficamente muy dinámicos. De acuerdo con su rápida forma de vida buscan un trabajo flexible que no les retenga en una oficina. Hoy en día ocupan puestos de trabajo precarios con un bajo salario.
Frente a todas estas diferencias es posible gestionar esta diversidad para que, solventando las carencias y aprovechando experiencia y conocimiento, el esfuerzo de todos se canalice para obtener una mayor productividad y una creciente creatividad para el beneficio común, ya que, todos aportamos.