De todas las horas de nuestra jornada laboral ¿cuantas se trabajan? ¿Realmente dedicamos todas las horas a las funciones propias de nuestro puesto de trabajo?

Un estudio realizado por Adecco indica que casi el 31% de las empresas españolas están afectadas por el presentismo laboral. Este término se aplica cuando un trabajador pasa más tiempo de lo que le corresponde en su puesto de trabajo, pero realmente no está trabajando, sino que está dedicando ese tiempo a funciones que nada tienen que ver con sus tareas laborales.

Son varias las causas que pueden llevar a un trabajador a comportarse de esta forma, siendo los causantes tanto empleados como empleadores.

Desde el punto de vista de las empresas sigue estando presente en muchas de ellas, la concepción de que cuantas más horas trabajadas mayor será la productividad. También, se sigue dando el hecho de pedir al trabajador el mismo compromiso que la empresa, estando mal visto marcharse cuando termina la jornada laboral. Situaciones como la falta de flexibilidad laboral, una mala distribución del trabajo, falta de promoción en la empresa, malas condiciones laborales, etc., pueden provocar falta de motivación y hastío del trabajador.

En el caso del trabajador ¿qué es lo que le hace comportarse de tal forma? Una de las razones fundamentales es el miedo a perder el trabajo en tiempo de crisis, una excesiva carga laboral y el miedo a no poder cumplir unos objetivos que además, no siempre son alcanzables, un bajo interés por el trabajo o situaciones personales complicadas. Todas ellas pueden llevar a «calentar la silla» pero sin ser productivo.

De cualquier forma, sea por la causa que sea, las consecuencias son una disminución de la productividad y por ende de la calidad, aumento del estrés y de los accidentes laborales, falta de compromiso y fuga de talentos.

Y llegados a este caso, ¿en qué se consume el tiempo no trabajado? Internet, correo electrónico, redes sociales y WhatsApp para uso personal son los «grandes aliados». Tomar medidas drásticas por parte de la empresa puede no funcionar y, siempre es preferible acudir a la responsabilidad de cada uno. En este sentido, mediar entre los intereses de ambas partes, flexibilizar el horario e incluso promover en los perfiles adecuados el teletrabajo, puede redundar en un beneficio mutuo, personal y profesional.

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