La accesibilidad es un derecho fundamental de todas las personas, que implica la posibilidad de acceder, utilizar y disfrutar de los espacios, los servicios y los productos de forma autónoma, segura y cómoda, independientemente de las capacidades o limitaciones que se tengan. La accesibilidad beneficia no solo a las personas con discapacidad, sino también a las personas mayores, a las embarazadas, a las que llevan carritos de bebé, a las que tienen lesiones temporales, etc.
En el ámbito laboral, la accesibilidad es una condición indispensable para garantizar la igualdad de oportunidades, la no discriminación y la inclusión social de las personas con discapacidad. Una oficina accesible permite que cualquier trabajador o cliente pueda desempeñar sus funciones o recibir una atención adecuada, sin barreras ni obstáculos que dificulten su movilidad, su comunicación o su seguridad.
Para hacer una oficina accesible, es necesario tener en cuenta varios aspectos que afectan tanto al diseño del espacio como al equipamiento y al mobiliario. Además, hay que cumplir con la normativa vigente en materia de accesibilidad, que establece unos requisitos mínimos que deben cumplir los edificios y los servicios para garantizar el confort y la salud de las personas que los ocupan.
A continuación, explicamos algunos de los aspectos más importantes que hay que considerar para hacer una oficina accesible:
- Itinerarios accesibles: se trata de garantizar que todas las personas puedan acceder y circular por la oficina sin dificultad. Para ello, hay que eliminar o evitar cualquier elemento que suponga un obstáculo o un riesgo, como escalones, desniveles, puertas estrechas o pesadas, alfombras o cables sueltos. También hay que asegurar que los pasillos y las zonas de paso tengan un ancho suficiente para permitir el paso de una silla de ruedas o de dos personas caminando. Según el Documento Básico de Seguridad, utilización y accesibilidad (DB-SUA), el ancho mínimo debe ser de 1,20 m en general y de 1,50 m en zonas concurridas o con cambios de dirección. Además, hay que facilitar el acceso a los ascensores y a las escaleras, dotándolos de elementos como rampas, barandillas, botoneras o señales acústicas y visuales.
- Puertas: se trata de garantizar que todas las personas puedan abrir y cerrar las puertas sin dificultad. Para ello, hay que asegurar que las puertas tengan un ancho suficiente para permitir el paso de una silla de ruedas o de una persona con muletas. Según el DB SUA, el ancho mínimo debe ser de 0,80 m en general y de 0,90 m en zonas comunes o concurridas. También hay que facilitar el manejo de las puertas, dotándolas de elementos como manillas o pomos ergonómicos, tiradores horizontales o sistemas automáticos.
- Aseos: se trata de garantizar que todas las personas puedan usar los aseos con comodidad e intimidad. Para ello, hay que asegurar que los aseos tengan un espacio suficiente para permitir el giro y el traslado de una silla de ruedas o de una persona con muletas. Según el DB SUA, el espacio mínimo debe ser un círculo de 1,50 m de diámetro libre de obstáculos. También hay que facilitar el uso de los elementos sanitarios, dotándolos de elementos como barras de apoyo, asientos elevados o grifos monomando.
- Mobiliario y equipos: se trata de garantizar que todas las personas puedan usar el mobiliario y los equipos con comodidad y eficacia. Para ello, hay que asegurar que el mobiliario y los equipos estén adaptados a las características y necesidades de cada usuario. Por ejemplo, se puede optar por mesas regulables en altura, sillas ergonómicas con respaldo y reposabrazos, teclados ampliados o pantallas táctiles. También hay que facilitar la ubicación y el alcance del mobiliario y los equipos, evitando colocarlos en zonas altas o bajas que dificulten su acceso. Según el DB SUA, la altura máxima de alcance debe ser de 1,40 m y la mínima de 0,40 m.
- Información y señalización: se trata de garantizar que todas las personas puedan recibir y comprender la información y la señalización que se ofrece en la oficina. Para ello, hay que asegurar que la información y la señalización sean claras, sencillas y contrastadas, usando un lenguaje comprensible, un tamaño de letra adecuado y unos colores que resalten sobre el fondo. También hay que facilitar la percepción de la información y la señalización, usando diferentes canales sensoriales, como el visual, el auditivo o el táctil. Por ejemplo, se puede optar por carteles con pictogramas, mensajes de voz o sistemas de bucle magnético.
Hacer una oficina accesible no solo es una obligación legal, sino también una oportunidad para mejorar el entorno de trabajo y favorecer la inclusión y la diversidad. Una oficina accesible es una oficina más cómoda, más segura y más eficiente para todos. ¿A qué esperas para hacer tu oficina accesible?