Desde hace unos días han comenzado a subir las temperaturas; el verano se acerca, y con él, una de las mayores causas de discusión entre los compañeros de la oficina: el aire acondicionado. Ya sea en invierno o verano, la temperatura de la oficina es siempre un tema recurrente que abre grandes polémicas. Pero en este sentido, e independientemente de las necesidades personales, lo cierto es que, siempre podemos tener en cuenta una serie de pautas para lograr el bienestar de todos.
Y es que, para una correcta utilización del aire acondicionado, no solo basta con poner el termostato a los grados recomendados, entre 23 y 26, sino que debemos tener en cuenta varios factores más que te indicamos a continuación:
*El mantenimiento de los equipos es fundamental para su correcto funcionamiento. La limpieza o sustitución de los filtros, para evitar enfermedades respiratorias y malos olores, así como la del aparato, tanto en su parte interna como externa, influirá en la buena calidad del aire, repercutiendo en nuestra salud.
*Debemos tener muy en cuenta que el número de aparatos o su tamaño dependerá, si la climatización no es centralizada, del tamaño de la estancia a refrigerar y del número de personas que trabajen en ella. En este sentido es recomendable realizar un estudio previo.
*Es muy frecuente que a nuestra llegada a la oficina, encendamos el aparato y lo pongamos a la menor temperatura. Esta costumbre hace que a cada grado se consuma un 8% más de energía pudiendo además dañar el equipo. Esto se puede evitar si programamos su encendido con antelación a nuestra llegada, para que el contraste no sea tan acusado.
*De igual forma, es habitual ver en los despachos ventanas abiertas y aparatos funcionando, lo que le hace restar productividad y puede ensuciar el aparato. En todo momento, las ventanas deben permanecer cerradas y solo abrirlas para ventilar.
*Mantener el despacho a una temperatura estable y apagar siempre el aparato al final de la jornada laboral o reducirlo en áreas de poco uso.
*Colocar los termostatos en un lugar que mida la temperatura real de cada estancia, así como los aparatos, de forma que el aire, no incida directamente sobre los trabajadores.
*Por último, si además del confort nos importa la estética, podemos optar, si es posible, por diferentes decoraciones que acompañen con el resto del mobiliario, pero sin olvidar en ningún momento que lo importante es la función.