En estos días, no dejamos de escuchar en las noticias, cómo un acelerado cambio climático, está afectando de manera irreversible al planeta.  Este hecho visto desde una panorámica global, se está empezando a considerar también ya desde una escala individual y, desde hace tiempo, nos preguntarnos qué podemos hacer nosotros mismos para atenuar los efectos nocivos y conseguir un medio ambiente más sostenible. Este cambio de mentalidad ha llegado también a las oficinas, y es que, si estamos preocupados de forma individual, como no va a trasladarse ésta, a un entorno en el que pasamos la mayor parte del día. En este sentido ¿qué podemos hacer para que nuestra oficina sea una oficina sostenible?

En primer lugar hemos de evitar imprimir documentos que no sean necesarios para reducir el consumo de papel y de tinta. Intenta imprimir siempre por ambas caras o reutilizar para borradores, la otra cara de documentos que han sido impresos por una sola página. Si además, comenzamos a utilizar materiales ecológicos como el papel, contribuiremos a reducir el impacto.

Otro de los aspectos que menos sostenibles hacen un edificio es el consumo de energía para el aire acondicionado y la calefacción. Alcanzar la temperatura óptima en la oficina es complicado y es un tema que puede provocar fricciones entre los compañeros; en cualquier caso, se recomienda una temperatura de 24 grados en verano y de 20 en invierno.

Por otra parte, la reducción del consumo de luz para la iluminación es otro hándicap a conseguir. Aprovechar al máximo la luz natural del edificio es más saludable y se trabaja mejor. Igualmente la instalación de sistemas de bajo consumo o LED, más eficientes, contribuirá a la disminución del consumo. En este punto es importante involucrar a los trabajadores para qué apaguen luces que no vayan a utilizar o eviten en gran medida el consumo fantasma. 

A la par de estas medidas, es fundamental facilitar unas áreas de reciclado para que todo el mundo participe en su utilización. Plástico,  papel,  tóner y cartuchos de tinta pueden ser acumulados en contenedores instalados al efecto. 

Un cambio muy significativo también en las oficinas, ha sido incorporar el contacto con la naturaleza en las mismas. Hemos pasado de la típica planta en nuestro escritorio a la posibilidad de instalar auténticos jardines verticales que purifican el aire en la oficina.

Implantar buenas prácticas ambientales en nuestras oficinas no siempre es fácil y lleva su tiempo. Muchas veces es nuestro propio desconocimiento lo que retrasa su efectividad, por lo que una buena información en educación ambiental por medio de charlas o mesas redondas promovidas por la empresa, puede ser fundamental  para lograr el compromiso de todos. Existe un dicho popular que dice: un grano no hace granero pero ayuda al compañero, por lo que a la hora de aplicar unas prácticas más sostenibles en la oficina, debemos involucrar a todos los trabajadores para que el objetivo sea un éxito.