Los cambios que hemos sufrido a lo largo de estos meses a raíz de la pandemia han sido muchos y de gran envergadura. Dejando atrás los temas de salud, nunca habríamos podido imaginar cómo nos ha cambiado la vida. Hemos pasado de salir a la calle todos los días para ir a la oficina, a realizarlo todo, trabajo, compras, gestiones, etc., de forma remota, desde casa. Y lo que parecía lejano en el tiempo se ha incorporado de tal forma a nuestras vidas, que ha marcado una tendencia, con una difícil vuelta atrás.

Todavía hoy es una realidad ver los centros de trabajo medio vacíos, sin una normalidad laboral o lo que nos parecía una normalidad antes de la pandemia, pero que ahora, acrecentada en gran medida por el teletrabajo, ha hecho cambiar las necesidades y organización de los espacios de trabajo, y con ello, sus inmuebles.

En este sentido se han empezado ya a notar tendencias diferentes en el mercado de las oficinas. Mientras que antes las oficinas estaban viviendo una deslocalización en favor de un mayor espacio, ahora, lo que buscan en principio es una buena localización. Diversos estudios como el de la consultora Laborde Marcet ponen de manifiesto que pese a las medidas de distanciamiento social obligatorias en los espacios de trabajo, las empresas buscan locales con una superficie hasta un 30 % menor de lo que se venía buscando con anterioridad. Estos cambios vienen derivados por las nuevas pautas de consumo y el auge del teletrabajo que, una vez comprobado su funcionamiento, puede permitir a las empresas optimizar sus recursos y ahorrar en costes fijos. El hecho de que las empresas apuesten por establecimientos con una mejor localización hará consolidar las zonas Prime de las principales ciudades españolas, adelantando una tendencia que se esperaba para dentro de cinco o diez años. Igualmente, en lo que a precios se refiere, el mercado se está ajustando debido a la gran oferta existente.

Por otra parte, se ha producido un gran cambio en el tiempo de los alquileres. Muchas empresas han dejado de alquilar y contratar a largo plazo, bajando los tiempos de diez a tres años, y habiendo muchos casos, en los que el alquiler está cambiando al tipo Coworking.

Todos estos factores derivados del confinamiento y la crisis sanitaria, han modificado las formas de trabajar de empresas como Twitter o Google, quienes entienden que el trabajo en remoto, constituirá a partir de ahora la nueva normalidad o forma de trabajar, por lo que van a mantener a sus trabajadores realizando sus jornadas laborales desde casa.

Sin embargo, a pesar del ahorro de costes, la necesidad de un menor espacio de trabajo, la disminución de la movilidad y la conciliación laboral, entre otros aspectos que pueden favorecer el teletrabajo, lo cierto es que otras encuestas como la realizada por Morning Consult, afirman que la oficina seguirá siendo insustituible e indispensable. Por mucho que hayamos visto que el trabajo en remoto funciona, hay gente que necesita del contacto directo y diario en la oficina con sus compañeros, trabajar en un sitio preparado para ello, sin distracciones no relacionadas con el ámbito profesional, trabajando y relacionándose con los equipos para crear sinergias, en definitiva, sentirse formar parte de algo. Por este motivo, podrá haber mas o menos sedes satélites, podremos flexibilizar nuestras jornadas y formas de trabajar, pero la oficina, constituye ese espacio al que todos pertenecemos y con el que nos sentimos identificados, por lo que nunca desparecerá.