Hace algunas semanas os hablábamos de la reconversión de una antigua fábrica de uniformes militares de Australia en un centro de negocio, donde los grandes espacios abiertos y la construcción de principios del siglo XX contrastaba con el mobiliario funcional y moderno que es tendencia actualmente.

Esta semana os queremos contar algo similar gracias al artículo publicado en 10DECO, revista para profesionales de la arquitectura de interiores, diseño y arte.

El artículo trata de la reconversión que están sufriendo los mercados urbanos tradicionales de las grandes ciudades y su evolución para afrontar los retos de los tiempos actuales. Cuando hablamos de antiguos mercados urbanos, nos viene a la mente grandes edificios/naves de paredes altas cubiertas por ventanales y con columnas y estructuras metálicas que sustentan sus tejados. Dentro, decenas de puestos ofrecen la más variopinta selección de productos a sus visitantes, los cuales son atraídos por la mezcolanza de formas, colores y aromas de tales mercancías.

Con la llegada de las grandes superficies, estos mercados sufrieron mucho y casi perdieron su razón de ser, pero, en parte gracias al apoyo de los consistorios y en muchas ocasiones gracias a la aportación y contribución de empresarios y visionarios, estos espacios han recuperado la vida que antaño tuvieron, aunque reconduciendo en cierta medida su objetivo y naturaleza.

Muchos de estos viejos mercados han comenzado a atraer a consumidores del mundo de la restauración, a través de establecimientos que ocupan los espacios que antes albergaban los puestos de venta tradicionales. Desde cafeterías hasta completos restaurantes con terrazas de verano e incluso espacios culturales, atraen a otro tipo de visitantes que no buscan comprar productos básicos, sino la calidad y frescura de los productos que estos nuevos establecimientos les ofrecen.

El atractivo reside precisamente en que muchos de los productos que se consumen en estos establecimientos son del propio mercado, frescos y directamente de las manos del tendero que los vende tanto a los visitantes como a los jefes de cocina de multitud de restaurantes que recorren sus puestos.

En algunos casos, como el Mercado de San Antón, ubicado en el madrileño barrio de Chueca, los visitantes pueden adquirir carnes, pescados o verduras que posteriormente serán cocinados en el restaurante «La Cocina de San Antón«, lo que ofrece al cliente la capacidad de controlar el origen del producto, el cual, una vez que pase por las manos del chef, se transformará en un suculento menú que disfrutará en un entorno carismático y acogedor.

El artículo de 10DECO nos pone como ejemplos de esta reconversión a los mercados de La Boquería en Barcelona, el mercado de San Antón y de San Miguel de Madrid, el Mercado Central de Valencia, donde destaca el Central Bar del chef valenciano galardonado con una estrella michelín Ricard Camerena, y cuya estética es obra del diseñador catalán Francesc Rifé, y continuando ya fuera de nuestras fronteras con el Mercado Bon Sucesso de Oporto y el Mercado Central de Florencia o Mercato di San Lorenzo, completamente remodelado por el estudio Archea Associati y que es sin lugar a dudas uno de los más bellos y logrados baluartes de esta transformación de la que os hablamos.

Aquí os dejamos el enlace al artículo original en 10DECO, donde podréis tener más información a la vez que acceder a una gran muestras de imágenes de los mercados:

http://www.10decoracion.com/diseno-de-mercados-en-centros-urbanos/