Hasta hace años, no se empezó a tener en cuenta la importancia del entorno de trabajo para una mayor productividad y bienestar del trabajador. Son muchas las horas que pasamos en nuestros centros de trabajo, en muchos casos con un mobiliario anticuado o incómodo, con espacios diminutos donde apenas cabe una persona.
Convencidos de que un entorno saludable, adaptado a las necesidades del trabajador mejora su rendimiento, las empresas, hace tiempo, han comenzado a transformar sus espacios de oficina para conseguir un espacio confortable que asegure el bienestar del trabajador.
Apoya esta teoría una investigación de la American Society of Interior Designers Foundation, cuyos resultados arrojan que, los cambios que se realizan en los puestos de trabajo para adaptarlos a las necesidades del trabajador, mejoran la salud de éstos incluso fuera de su entorno laboral.
Sin embargo, pese a todas estas mejoras para convertir el entorno laboral en un lugar agradable, muchas empresas se han olvidado de una de las infraestructuras mas primordiales: la iluminación.
Viene siendo habitual que, haya personas que por su tipo de trabajo tengan que pasar su jornada laboral en espacios de interior con poca luz y, en todo caso artificial. Todos podemos imaginar puestos de trabajo, como plantas bajas o sótanos, en los que, se carece de luz natural debido a la inexistencia de ventanas. Este hecho, según la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, incide negativamente en el bienestar general del trabajador por modificar los ritmos circadianos del mismo.
Los ritmos circadianos son cambios que se generan en nuestro organismo debido a los ciclos de luz y oscuridad del ambiente. En el Ser Humano, el ciclo circadiano se corresponden con dormir por la noche y estar despierto durante el día.
Actualmente, los ritmos de vida que la sociedad impone, implican la necesidad de proporcionarnos iluminación durante el día y la noche. Una iluminación que confunde nuestros ritmos circadianos por ser demasiado ligera durante el día y demasiado potentes durante la noche. Todo ello provoca que nuestro reloj se confunda, y se ralentice durante el día debido a no haber dormido durante la noche.
Un estudio de la Universidad de Twente en Amsterdam y la consultora inmobiliaria CBRE refleja que un trabajador cuya jornada laboral discurre bajo ritmos de iluminacion circadiana mejora su rendimiento en un 12%. Los encuestados aseguran sentirse más cómodos, felices, notando una mejoría en su salud cuando la iluminación es la adecuada.
Fuera del entorno de trabajo, los hábitos de vida derivados del ocio, no ayudan a restablecer unos horarios de sueño adecuados. Actividades comunes que implican trasnochar, generan patrones de sueño irregulares deniminados jet lag social, cuyas consecuencias pueden ser nefastas para nuestra salud física y mental.
Actualmente, pese al mejor conocimiento del cuerpo humano y a las mejoras en la iluminación LED, no existen soluciones de iluminación perfeccionadas que ayuden a nuestro organismo a distinguir entre el día y la noche, reforzando nuestro ciclo vital de sueño.
Pese a todos los esfuerzos, no siempre es posible adaptar los entornos laborales para que tengan ventanas con luz natural. Por ello, ante inevitables jornadas con la luz artificial, incorporar una iluminación circadiana es una solución viable a la luz natural, que incidirá beneficiosamente en la salud y estado general de su trabajador.
Aquí os dejamos el enlace a la noticia original en WorkDesign Magazine: https://workdesign.com/2018/08/the-biology-behind-productivity-why-lighting-plays-a-critical-office-role/
Imagen de Pinnacle Architectural Lighting