Hoy en día, las nuevas tecnologías han propiciado que podamos acceder a todo tipo de servicios desde cualquier parte. Este hecho, que en principio es altamente positivo, puede dejar de ser un beneficio si nos convierte tanto en el ámbito personal como profesional en personas sedentarias.

En el ámbito del trabajo, son muchas las horas que pasamos frente a nuestro escritorio, sin cambiar de postura, estirarnos o movernos de un sitio a otro, salvo para aquellas situaciones que realmente lo requieran. Conscientes de ello, la empresa Allstell realizó una encuesta a 1.825 trabajadores de oficina cuya muestra en género, edad y localización geográfica resultó extrapolable al resto de trabajadores de oficina estadounidenses.

El objetivo de la encuesta era entender a qué desafíos se enfrentaban a la hora de fomentar el movimiento en el trabajo y si a raíz de ese estudio, se había obtenido una respuesta favorable al cambio. En este sentido, la encuesta se organizó en varias preguntas que tenían en cuenta diversas situaciones.

En primer lugar y como cuestión clave, se trató de identificar la movilidad de los puestos de trabajo en función de su localización y su necesidad de interacción. Del estudio se extrajo que si bien los trabajadores dividen su tiempo para trabajar de forma individual y en equipo, el tiempo real que pasan en su escritorio es del 40%. Aquí, el 88% de los empleados aducen que su puesto de trabajo está diseñado para estar sentado y que, si bien esa postura es preferible para la concentración y el descanso de las piernas, son conscientes del beneficio para la salud de moverse a lo largo de la jornada y cambiar de postura. Por otra parte no hay una gran diferencia de movilidad entre el rango de 18- 29 años y el comprendido entre 45-60 años, lo que indica que la movilidad no tiene tanto que ver con la edad como con unos muebles cómodos y adaptados al entorno y a las necesidades de trabajo.

En segundo lugar, se preguntó a los encuestados si conocían los riesgos de mantener posturas prolongadas a lo largo de la jornada laboral y de tener comportamientos sedentarios. En este caso, afortunadamente la gran mayoría de los encuestados afirmó conocer los riesgos y los beneficios para la salud, respondiendo un 15,4 % que el movimiento incrementa la productividad y, un pequeño porcentaje, consideró que la razón más importante para moverse era quemar calorías.  Pese al  conocimiento de los riesgos que conlleva el sedentarismo, no parece que los trabajadores hayan cambiado sus comportamientos en pro de un mayor dinamismo. Sin embargo, ante medidas que fomentarán un aumento en los niveles de actividad, cómo por ejemplo las instalación de mesas ajustables, los encuestados informaron que el cambio de postura repercutió favorablemente, mientras que un 12% respondió que no habían obtenido beneficios. En este sentido quedó claro que no sólo era necesario introducir un mobiliario adecuado sino que también se requería un proceso de formación.

En tercer lugar, se hizo un estudio para averiguar si las oficinas tenían otras áreas alternativas de trabajo que favorecieran el movimiento. Aquí, la mayoría de los empleados informaron que no disponen de areas para trabajar o estar de pie, descansar o caminar.

Por último, el estudio establece a modo de conclusión que, pese a que los trabajadores son conscientes de los riesgos que implica una jornada laboral muy sedentaria, el hecho de que la mayoría de los puestos de trabajo estén diseñados para esa postura no lo mejora. En este sentido, el estudio indica la necesidad de fomentar medidas que favorezcan lugares de trabajo más activos y un mobiliario que permita todos los estilos y tipos de trabajo en un entorno de bienestar.

Te dejamos aquí el enlace al informe
http://www.allsteeloffice.com/SynergyDocuments/Allsteel_ErgonomicsMovementInTheWorkplace.pdf