En marzo de este año, la irrupción de la pandemia por Covid-19, generó una serie de cambios inevitables que afectó de manera drástica en nuestras vidas. Los hechos diarios más cotidianos, como ir a trabajar, se vieron truncados, provocando un efecto dominó que como era de esperar, también tuvo consecuencias en el sector del mercado de oficinas.

Pequeñas y medianas empresas redujeron su ocupación presencial y tuvieron que poner en marcha casi de un día para otro, el teletrabajo, una fórmula que en España, no estaba muy extendida. Como resultado las oficinas quedaron vacías y ante tal incertidumbre, la contratación de espacios nuevos quedó reducido al mínimo, si no prácticamente paralizado. Esta difícil situación se ha visto agravada por el aumento del desempleo y de la oferta de superficie destinada a este fin, junto con un descenso de los precios de los alquileres, cuyos contratos, muchas empresas pidieron modificar y adaptarlo al nivel de ocupación según las necesidades de cada cliente, sobre todo en los espacios tipo coworking.

Con todo, y pese a que las cifras y fechas varían de unos informes a otros, muchos coinciden que el sector ha logrado mantenerse gracias al crecimiento de años anteriores y apuntan que no será hasta la segunda mitad de 2021 cuando el mercado comience a moverse y el segundo trimestre de 2022 cuando empiece a recuperarse.

Este ritmo de desaceleración no se producirá por igual en toda Europa. Los países del norte, más acostumbrados al teletrabajo y con una distancia media mayor del domicilio al lugar de trabajo, mantendrán el trabajo remoto, mientras que, en los países centroeuropeos, esta modalidad será menor.

En España, se prevé un repunte a finales de este año, pese a que las inversiones en el sector comparadas con un excelente año anterior han descendido considerablemente, si bien, con respecto a años anteriores, solo ha supuesto una reducción del 10%. En el caso de Madrid y Barcelona, el impacto ha sido menor frente al de otras ciudades españolas y se prevé un comportamiento del mercado positivo, con expectativas favorables, bien por la continuación de proyectos ya iniciados o el comienzo de otros nuevos en el futuro.

En cualquier caso, lo cierto es que, frente a la necesidad de mantener una sede física, para proyectar una imagen de marca y consolidar una cultura corporativa, la ocupación de las oficinas por parte de empresas y trabajadores ha cambiado y, ya sea de forma presencial, en remoto o híbrida, deseamos que el próximo año mejore para todos en todos los sentidos y que la vuelta a la normalidad se produzca cuanto antes.

¡Por un próspero 2021!