Hemos visto cómo, a raíz del Coronavirus, los espacios de trabajo se han visto abocados a un gran cambio: mamparas de protección, señalización en suelos y mobiliario para mantener el distanciamiento social, diferenciación de flujos en el movimiento de las personas, salas comunes restringidas al uso y por supuesto, el teletrabajo.

Sin embargo, son muchas las empresas que independientemente de la crisis sanitaria, ya habían comenzado una remodelación de sus espacios de oficina, teniendo en cuenta las nuevas tendencias del sector, creando espacios de plan abierto, con pocos espacios para despachos individuales, solo los imprescindibles, y el resto para dedicarlo a espacios abiertos con puestos no asignados. Por otra parte, también eran ya muchos los trabajadores que venían trabajando de forma remota uno o dos días a la semana.

Según los expertos, entre las soluciones del momento actual y las tendencias en el diseño de oficinas, lo que se ha conseguido es reforzar y acelerar los cambios que ya se estaban produciendo: espacios más grandes y más colaborativos. Sin duda, todos estos cambios van de la mano del trabajo no presencial, afectando de forma significativa al diseño de las oficinas cuyo objetivo, es optimizar el espacio: zonas comunes y puestos no asignados que los trabajadores pueden ocupar o reservar en función de las necesidades de cada uno. Esto conlleva también dejar atrás la idea de pertenencia individual de un determinado y único puesto de trabajo, y la posibilidad de no tener un sitio expresamente para cada empleado, ya que no será necesario porque no coincidirán todos en el mismo momento. Por otra parte, el hecho de no tener un único puesto asignado, implica la obligación de recoger las pertenencias de cada uno, favoreciendo la limpieza y la higiene.

Pero es que además, la oficina evoluciona dejando atrás la configuración para generaciones anteriores, muy diferentes a los actuales millenials cuyas prerrogativas laborales son muy diferentes y son las que marcarán las tendencias en las oficinas del futuro: amplias áreas comunes, salas de esparcimiento, puestos compartidos adaptados a las necesidades del usuario, etc., todo ello sin olvidar lo que posiblemente sea el cambio futuro más significativo: la jornada laboral de cuatro días.

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