Hace tiempo hablamos en nuestro blog de cómo ahorrar agua en la oficina. Hoy, te presentamos de qué manera podemos contribuir a ahorrar energía en los puestos de trabajo.

Según el informe Climate Solutions de WWF, las oficinas son las responsables del 40% del consumo energético en todo el mundo. Y aunque no todas las oficinas tienen las mismas necesidades de energía, ni están preparadas de la misma forma, lo cierto es, que el coste en energía de un edificio de oficinas supone el 20% del total y, dentro de ese porcentaje, la iluminación y la refrigeración/calefacción supone más del 50%.  En este sentido, el buen uso de la energía no sólo contribuirá a disminuir el gasto energético, sino que también reducirá las emisiones de CO2 que cada día favorecen el cambio climático.

Teniendo en cuenta que pasamos más tiempo en la oficina que en nuestra propia casa, somos responsables del uso que hagamos de esta energía, ya que en cierto modo, somos nosotros quienes la gestionamos de forma individual en nuestro entorno laboral. Todos, en mayor o menor medida, podemos contribuir a reducir el gasto energético en la oficina.

Si quieres poner tu granito de arena, debes de tener en cuenta estas recomendaciones:

  1. No enciendas las luces cuando no sean necesarias y apágalas cuando no vayas a utilizarlas, aunque sea por pequeños espacios de tiempo.
  2. Sitúa las estaciones de trabajo de forma que puedas aprovechar al máximo la luz natural.
  3. La calefacción y el aire acondicionado son los aparatos que más energía gastan. Para ayudar en el ahorro puedes programar los termostatos para una temperatura entre 23 y 25 grados en verano y 20 y 22 en invierno. Por otra parte, intenta encender y apagar los equipos solamente una vez al día y prográmalos de forma que se enciendan y apaguen media hora antes de tu llegada o salida del despacho. Además, procura que ventanas y puertas estén bien cerradas para optimizar el uso de los equipos. Por último, revisa los filtros de los aparatos, necesaria al menos 2 veces al año.
  4. El cambio de los antiguos fluorescentes por los nuevos Leds supone una fuerte inversión económica, pero  con ello, se consigue uno de los mayores ahorros, por suponer hasta un 35% de reducción del consumo energético. También, instalar sensores de movimiento en determinadas partes del edificio para que solo haya iluminación cuando sea necesario, implica cierto ahorro.
  5. No dejes los equipos en stand-by. Apágalos siempre cuando te vayas y configúralos para que entren en modo ahorro tras un tiempo sin actividad. Este hecho puede suponer un ahorro de hasta 75 euros anuales por ordenador.
  6. Aprovecha al máximo la ventilación natural si es posible. En su defecto, puedes instalar sensores que midan los niveles de CO2 para ajustar la ventilación.

Independientemente de todos estos consejos, es recomendable hacer un estudio de consumo para ver qué medidas son las más urgentes o adecuadas.

En cualquier caso, hasta que las aplicaciones domóticas y el Internet de las Cosas, se generalicen en las oficinas y nos ayuden a controlar el gasto innecesario de energía, mucha parte de ese ahorro, está en una actitud personal comprometida con el medio ambiente.